En un entorno social donde cada vez es menos frecuente, dentro de nuestros valores empresariales podemos integrar la transparencia hacia nuestro equipo y hacia nuestros clientes. La transparencia implica confianza y las relaciones humanas, incluidas las comerciales, se forjan con confianza.

El tiempo es dinero, y la gente cada vez valora más el suyo. No solo es importante tenerlo en cuenta para nuestro equipo , sino también en otras situaciones que afectan directamente al cliente potencial, como las reuniones creativas o de negocio; al cliente actual, como los envíos y plazos de entrega; e incluso a nuestro equipo y proveedores , como el pago de facturas y nóminas.

¿Qué aportamos que no aporte nuestra competencia? La respuesta a esta pregunta será clave para que los clientes potenciales quieran trabajar con nosotros y para que haya personas con talento dispuestas a trabajar con nosotros.

La calidad llevada al máximo, eso es la excelencia. Si nos exigimos lo mejor, podremos dar lo mejor. Y que un cliente y nuestro equipo vean que les ofrecemos algo excelente les impulsará a quedarse con nosotros.

Si nos mostramos leales y fieles con nuestro equipo y nuestros clientes, ellos nos devolverán esa fidelidad. El impulso de reciprocidad está insertado en la naturaleza humana desde sus orígenes.